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Atlántida Submarine se dedica desde 1996 a hacer realidad los viajes al fondo del mar.

La idea inicial de comercializar inmersiones en Puerto de Mogán a bordo de un submarino turístico fue gestada por el propietario de la empresa, pero con la intención de ofrecer una actividad novedosa en la isla de Gran Canaria. En la actualidad contamos con una veintena de profesionales cualificados para ofrecer una experiencia única de unos 45 minutos de duración a aproximadamente 20 metros de profundidad.

Además, la empresa Atlántida Submarine S.L. ha apostado por un proyecto de iniciativa privada con el objetivo de recuperar el ecosistema degradado de Puerto de Mogán, mediante la mejora de la calidad ecológica del medio marino. España cuenta con más de un centenar de arrecifes artificiales repartidos por toda la costa, pero el parque de arrecifes artificiales “La Atlántida”, como se ha denominado al conjunto de elementos sumergidos, se ha concebido también desde el punto de vista recreativo, destacando como herramienta accesible y polivalente para una buena gestión de la costa suroeste de Gran Canaria, tanto para la protección del medio marino, como para el crecimiento azul y la innovación, aportando beneficios transversales y sostenibles. Es el primer parque de arrecifes en el que se puede observar los beneficios del ecosistema marino no sólo buceando, sino desde la cómoda cabina del submarino “Golden Shark”, un buque propulsado por motores eléctricos que garantiza un océano saludable.

Se desarrollaron estructuras a partir de moldes de fibra de vidrio, rellenas con hormigón de ph neutro, para formar un nuevo paisaje marino, atractivo no sólo para la fauna y flora, sino para las diferentes actividades turísticas que se desarrollan en la zona. Se tuvo especialmente en cuenta las actividades relacionadas con la investigación, creando una zona específica para la experimentación, garantizándose así un proceso eco-eficiente de principio a fin. Estas estructuras no solo contribuyen a la generación de espacios para la nueva vida submarina que las colonizan, también son útiles disminuyendo la presión sobre la zona y proporcionando sitios alternativos para actividades como el buceo, con el consiguiente beneficio económico que pueden significar al atraer a los cada vez más numerosos ecoturistas que exploran y disfrutan del mar.

En el año 2015 se fondean las primeras estructuras y a los pocos meses éstas se empiezan a poblar, inicialmente de pequeñas algas y pólipos, para luego empezar a ser habitadas por escuelas de peces de diversas especies. Siguiendo un proceso natural, en pocos años el arrecife quedará tan cubierto de vida que será imposible diferenciarlo de uno natural, ya que queda mimetizado por las formas de vida que crecen y se pegan a sus paredes. Las estructuras creadas han originado un nuevo paisaje marino, formado por diferentes elementos que conforman varios escenarios y simulan una antigua civilización: columnas, un arco de piedra, costillas de un barco hundido, el esqueleto de una ballena… además de bases de arrecifes de diferentes tamaños que facilitan el desove de los peces. Los pesos y tamaños de estos elementos son variados, oscilan entre 800 kg y los 8.000 kg., con diferentes alturas que pueden alcanzar los 4 metros. Los módulos pueden llegar a tener una durabilidad de unos 500 años, ya que los materiales están diseñados para permanecer lo que el medio natural lo soporte.

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